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El teatro como motor

  • Foto del escritor: Punto Seguido
    Punto Seguido
  • 5 may 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 30 may 2020

Cristian Roldán, beltranense y actor de 33 años tuvo la oportunidad de formar parte de la obra "El combate de San Lorenzo" dándole vida a Fray Pedro García, un cura anciano que está en el convento esperando que termine la batalla de San Lorenzo

“Él está adentro del convento hasta que llega San Martín herido, con la carga de granaderos, y es el jefe religioso que está en el convento en ese momento”, explicó Roldán el rol de su personaje en "La batalla de San Lorenzo". Asimismo, contó que la posibilidad de participar en la obra surgió cuando se abrieron audiciones para la misma. En ésta fue seleccionado junto a otros a cuatro actores que son los que completaron el elenco. Las dos primeras funciones fueron con entrada libre y gratuita, en el marco de la noche de los museos en San Lorenzo, con 150 entradas por función que se agotaron en menos de dos horas. La última función que hicieron se agotó en tres días con 110 localidades vendidas. Tras esto, Cristián Roldan confesó: “Yo siempre digo que el público local responde muy bien al teatro local, lo que está buenísimo, pero nunca imaginamos que la obra iba a tener una repercusión de este tamaño”.

Además, él hace teatro hace trece años y está en un elenco hace tres años. Por otra parte, este sería el segundo año en el que da un taller de teatro en la Casa del Bicentenario en Fray Luis Beltrán: “Durante el 2019 pasaron cerca de 25 o 30 personas, pero hay muchos que le tienen miedo al teatro, al entrenamiento y demás. Es muy difícil hacer teatro sin antes pasar por hacer el ridículo y sacarse la vergüenza, por eso se arranca por la etapa más difícil entonces hay gente que va y prueba, cuando pasa vergüenza se van. Es cuestión de pasar esa primera etapa y después se puede seguir normalmente hacía adelante”. Este año se abre una nueva convocatoria para alumnos, de cualquier edad. Además, para mostrar el talento que tienen los actores de la ciudad, a fin de año presentan una obra. Por otro lado, la idea de comenzar a enseñar actuación en la ciudad de Fray Luis Beltrán nació un año en el que pudo notar que, colaborando con gente de San Lorenzo, había adquirido muchas herramientas durante 13 años y que las tenía muy frescas, además en la localidad hace más de diez años que no hay grupo de teatro de adultos. Así surge su deseo e idea de armarlo, impulsado por la pasión y porque el joven anhelaba algo artístico que esté hecho por actores y actrices beltranenses y que el público de la ciudad se interese por ir a ver un trabajo teatral. “Me parece lo más importante – reveló - que hoy en la ciudad donde crecí haya clases y un grupo de teatro es algo que me satisface y me llena muchísimo”.



Para ser parte del elenco de teatro de Fray Luis Beltrán alcanza con acercarse a la Casa del Bicentenario los miércoles de 20.30 a 22.30

Pánico escénico:

“El pánico escénico se combate, hay gente que te dice 'yo no podría hacerlo' pero cuando lo hacen ven que sí pueden. También hay otras personas que creen que van con la vergüenza superada y se terminan dando cuenta de que no hay nada superado y lo ven cuando se ponen a actuar o tienen que hacer alguna improvisación frente a personas que no conocen. Yo creo que la cuestión está en animarse, cuando arranqué a hacer teatro no sabía ni siquiera de que se trataba, esto de desinhibirme me lo encontré de golpe, tuve que hacer el ridículo con mucha vergüenza delante de grupos que no conocía, pero fui decidido a bancármela y en ningún momento pensé en levantarme e irme. Por eso puedo decir que una vez que pasas eso, que para algunos es lo más difícil, el resto se puede lograr”.

No obstante, el actor y profesor también sufrió pánico escénico arriba del escenario tras un error con la sala llena, lo que tuvo que solucionar rápidamente. En una obra llamada Stefano, para un elenco de San Lorenzo, protagonizó a un músico que fracasó en la vida y puso en riesgo el futuro de toda su familia: “Una historia bastante triste, y en una parte mi personaje tiene una discusión con su mejor amigo porque éste se queda con el único puesto en la orquesta. Entonces en un momento de la discusión, para desafiarlo, le pregunta si sabe quién es Bach y yo le pregunté si sabía quién era Jach. Imagínate que en una obra basada en los años 30 o 40, no podés zafar de ese error porque Bach es un compositor moderno y muy reconocido. En ese momento me olvidé de toda la letra y lo que seguía después, porque me di cuenta de que había cometido un gran error. Así que tuve que hacer una cantidad de cosas para que me vuelva el guion a la mente, que por suerte lo pude lograr, pero son cosas que pasan todo el tiempo, por cualquier razón o motivo uno se puede equivocar arriba del escenario. No es como en una grabación que te están filmando y podés cortar y volver a arrancar, en el escenario lo que haces ya pasó, no podés volver en el tiempo ni irte en la mitad de la obra. Así que se arregla en el momento”.


El debut como actor

“La primera vez que actué fue una experiencia rara porque salió una obra fuerte, de un temor bastante elevado ya que la mayoría éramos principiantes. Experimentamos una historia fuerte arriba del escenario, para lo que era ser principiantes, pero soy muy abierto arriba del escenario. En lo que sea artístico estoy dispuesto a probar todo. Aparte yo arranqué por curiosidad, tenía un familiar que actuaba y me contó más o menos de que se trataba, era algo muy loco porque no me entusiasmaba, pero decidí ir a la primera clase de un taller en el centro cultural de San Lorenzo y ver con qué me encontraba. A partir de ahí no lo pude dejar nunca más.”

“Muchas veces me dijeron '¿Por qué no dejas el teatro y te dedicas a otra cosa?' y yo siempre contesté: 'voy a dejar un trabajo, o los dos trabajos, pero el teatro nunca'. Soy comerciante, es un trabajo que me gusta mucho y me gusta trabajar de forma independiente. Soy muy agradecido porque todo lo que hago lo hago con gusto, pero que el teatro no me falte nunca en la vida. Cuando fui a la primera clase a ver lo que era nunca imaginé que iba a tener tanta repercusión en mi vida. Es un mundo del que no pude salir nunca más”

Diferencia entre el teatro y la televisión

Cristian es una persona que cuenta con ambas experiencias y pudo explicar que son dos trabajos completamente diferentes, catalogó al trabajo televisivo como “muy frío” ya que es grabar, cortar y editar. Mientras que el teatro es cara a cara con el público y “la adrenalina que se siente arriba del escenario es increíble”. Luego, agregó: Adelante de una cámara no podes estar nervioso, si sale mal se vuelve a grabar y el laburo actoral no se disfruta, mientras que en el teatro esa magia y adrenalina de tener al público de frente no se compara. La preparación que tiene que tener uno antes de salir al escenario no es la misma que la que se debe tener para trabajar frente a una cámara. Un actor de teatro puede tranquilamente actuar frente a una cámara, a un actor televisivo le resultaría muy difícil actuar arriba de un escenario. Yo me quedo toda la vida con la actuación en el teatro, con la magia y energía que se crea entre el actor y la gente.”

Conciencia emotiva

“Los que actuamos tenemos que estar preparados para hacer emocionar, no para emocionarnos porque si realmente llegamos a una emoción muy fuerte arriba del escenario esa misma nos puede traicionar. Imagínate una escena en donde hay que llorar desgarradamente, si lo fingís bien y con un grado de emoción la gente lo compra y es un trabajo bien hecho, pero si uno realmente se emociona y te fuiste de mano con eso al punto de no poder volver entonces no sabes cómo seguir a partir de ahí ni lo que te toca hacer en esa obra de teatro. Ahí hablamos de conciencia emotiva, que es cuando creemos que pensando algo triste vamos a llorar, yo estaba convencido de que esa era la fórmula para llorar a la hora de actuar. Pero, dando un ejemplo atroz, una persona que perdió a un familiar importante hace seis meses y usa esa conciencia emotiva para llorar en la obra. Ahí es cuando la emoción te puede traicionar, ¿Cómo salís de eso? Porque lo usas como una herramienta, pero ¿Qué haces para olvidarte y seguir con la obra normalmente? Entonces la conciencia emotiva es muy traicionera porque si se te va de las manos se te puede ir de las manos toda la obra”.

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